viernes, 14 de diciembre de 2012


La violencia o la esperanza, el dilema del nuevo sexenio. 

Los mexicanos asistimos estupefactos a las imágenes de violencia que se dieron durante la toma de posesión de Peña Nieto y es que realmente y fuera de algunos estados del sur de la república, no estamos acostumbrados a ese tipo de manifestaciones que sólo vemos en la TV con referencia a España, Egipto o quizá a Guerrero, Michoacán o Oaxaca, pero no en la capital del país con bombas Molotov y todo eso.

La violencia y la guerra son ajenas a la democracia, de hecho son sus enemigas, ya que cuando desde el poder se apela a ella lo que ocurre es que se dispara la contingencia, o en otras palabras, deja de ser predecible el comportamiento de los que fueron afectados por ella y de todo el entorno que rodea a la acción política. Por eso es tan peligrosa, porque lo mismo puede servir para impulsar la democracia como lo ha sido en Egipto, como para llevarnos a una dictadura como sucedió en muchos países de América Latina.

La sociedad mexicana ha respondido exigiendo castigo a los culpables, aunque cada vez más, es menos seguro que los culpables son los que fueron detenidos, detenciones que parece ser respondieron a acciones arbitrarias de los policías que las llevaron a cabo como están demostrando varios videos que muestran estas detenciones en Internet. 

Sin embargo, más allá de los complots y los grupos radicales que participaron, la pregunta es ¿por qué los asistentes fueron inducidos a ese grado de violencia cuando en situaciones normales los dirigentes han podido controlar a estos movimientos extremistas? Anteriormente  la población, los jóvenes y otros grupos civiles se habían mantenido al margen salvo hechos aislados dirigidos por los extremistas de siempre que todos conocemos.

Una explicación sería la violencia previa que se dio antes y durante el último ejercicio electoral, la cual consiste en una violencia de tipo simbólica --pero violencia al fin—, consistente en la instrumentalización –en lenguaje sociológico— de los más pobres. Cuando los partidos compran votos, se dice que están instrumentalizando a la gente, esto es, que los ven, no como seres humanos, sino como mercancías que pueden comprar y de las que pueden disponer. En Ciencia Política una situación de este tipo es considerada una forma de violencia. Ahora bien, cuando se da de una manera tan amplia como sucedió en las últimas elecciones, no puede menos que provocar que la política entre en grados de contingencia mayores, es decir, se deteriora la estructura de convivencia política que resguarda la sana convivencia entre ciudadanos mediada por los partidos políticos y puede suceder cualquier cosa, lo político se vuelve impredecible.

Un costo tendría que tener la forma en que se organizó el fraude electoral y la impunidad que existe y que no guarda ni las formas más elementales de simulación, cuando el IFE declara que según sus investigaciones lo de Monex y Soriana, el fraude vía los monederos, no existió, cuando para la población esta declaración no es más que otra forma en que se exhibe la impunidad y la descomposición que prevalece en el medio político de nuestro país.

Violencia genera violencia ¿Cómo generar confianza y alejarnos de tan pernicioso círculo que puede llevarnos a más y más violencia? La respuesta del gobierno en turno fue el pacto político, una buena respuesta si se logra cumplir y si los poderes fácticos no logran bloquearlo como fue el caso del partido verde que logró cambiarlo de última hora bajo órdenes de televisa. El inicio de un nuevo sexenio siempre ha ido acompañado de la esperanza, cada vez más débil, pero esperanza al fin. Vivimos un momento de coyuntura en que nos dejó la guerra de Calderón y que aumentó con la violencia electoral. Roguemos porque se pueda enderezar el camino y poner un coto a la muerte de la democracia en México, lo que nos queda que no es despreciable, a pesar de lo que muchos creen.

Dr Armando Peraza Guzmán
Profesor investigador de la Universidad Pedagógica Nacional en Yucatán y miembro del claustro académico de la Universidad Anáhuac en Mérida.

miércoles, 12 de diciembre de 2012


LIC. RENAN BARRERA CONCHA.
ALCALDE ELECTO DE LA CIUDAD DE MÉRIDA.
INFORME DE LA VISITA A LA POLICÍA MUNICIPAL DE LA CIUDAD DE MÉRIDA YUC.
Dr. Armando Peraza Guzmán.
Miembro de la Comisión de Transición (2012).

La  visita en cuestión, se realizó en compañía del Regidor electo, Elias Lisha y nos recibió su titular, el Comandante Federico  Cuesy Adrián, con quien se realizó una visita a las instalaciones y quién colaboró plenamente a la misma con observaciones atinadas que fueron corroboradas en el sitio.
El reporte de la visita es el siguiente:
La seguridad al entrar es deficiente pues el arco detector de metales no funciona o no está conectado, lo que pone en riesgo a la corporación ya que las armas, por ejemplo, están en un cuarto con una cerradura común sin mayor seguridad y existe el riesgo, como ha sucedido en varias lugares de la república, de que un comando de delincuentes busque procurarse armas, pór lo que fácilmente saquearía el lugar. Se necesita trabajar ampliamente este rubro de seguridad. Se recomienda estrictos sistemas de seguridad con protocolos establecidos y un área de resguardo blindada de armas.
El armamento es prestado por la policía estatal ya que no se cuenta con los permisos necesarios para la portación de armas por parte del ejército y en general existen armas de todo tipo, desde pistolas antiguas y en no muy buenas condiciones, hasta subametralladoras y fusiles recortados de mejor factura y mayor capacidad de fuego. Se recomienda una mejora en la calidad de las armas, el trámite ante la SEDENA de los permisos de portación de armas, y en caso de que esto no fuera posible, ver el cambio en el perfil de los policías para crear un cuerpo civil de apoyo ciudadano, sin armas, pero con sofisticados medios de comunicación a su alcance para mantener una adecuada comunicación que coordina la prevención y la persecución del delito en la que los agentes funjan como apoyo dentro de una logística mayor en coordinación con la Policía del Estado.
El nivel de escolaridad del personal (policías) es de secundaria, además, al ser contratados no se les somete a ningún curso en la Academia de Policía, sólo eventualmente si así se solicita, no hay protocolos al respecto, lo que deja a la ciudadanía en riesgo ante gente con poca preparación que se asume con autoridad ante ellos, lo que llevaría fácilmente a abusos en el entorno de los Derechos Humanos. Se requiere una profunda política de profesionalización del personal de policía empezando por elevar el nivel de escolaridad del mismo, acorde con una mejora salarial. Todo lo anterior en beneficio de la ciudadanía. Se recomienda vincular el ingreso de policías con exámenes psicológicos que nos garantice que el personal está sano mentalmente y no es un psicópata que dañe a los ciudadanos, además de convenios de colaboración con institutos penales que los capacita antes de ingresar en ámbitos de atención ciudadana, además de acudir a una academia para su preparación en técnicas de detención y protocolos de comportamiento ante situaciones de emergencia, detenciones y otras 
En forma marginal, se atienden varios programas de prevención del delito que requieren ser reforzados con personal especializado y una programación adecuada con  los posibles usuarios de los mismos, con convenios de colaboración con la SEP, ONGs y otras organizaciones de corte ciudadano, para vincular estos programas con la sociedad civil e impulsar la participación ciudadana en el combate y prevención del delito
Las instalaciones de detención preventiva, son insuficientes, mal equipadas, sin espacios de privacidad para las necesidades biológicas básicas de los detenidos, con camas de cemento sin ningún tipo de cubierta y sin una separación adecuada entre hombres y mujeres, ni una policía femenina que atienda estas últimas, además de que las cámaras que vigilan estos espacios son manejadas por personal masculino, sin hacer distinción si los detenidos son hombres o mujeres, lo que a todas luces viola principios de género establecidos desde el ámbito de los Derechos Humanos, por lo que extraña que esta institución –la Comisión Estatal de Derechos Humanos-- no tenga observaciones al respecto, pues se informó de varias visitas  y de que la corporación no tiene recomendaciones pendientes hasta la fecha. Es de hacer mención que en la mayor parte del edificio de la institución hay aire acondicionado, por lo que extraña que en este espacio se carezca de él, lo que nos lleva a pensar que el calor –sobre todo en ciertas épocas—es un medio de tortura, por lo que debe ser remediado. Se recomienda construir nuevas instalaciones con recurso federal  disponibles que según el titular de la corporación existe y ha sido ofrecido,  pero no se han podido porque el ayuntamiento anterior no les proporcionó el terreno para su construcción. Es de urgencia atender este problema elemental para la propia existencia de la corporación. 
La atención de los detenidos proporcionándoles servicios de comunicación al momento de su detención no se observó, ni la provisión de papel, agua o alimentos, los que se reducen a la compra de tortas sin un comedor que se encargue en forma profesional de la elaboración de alimentos para los detenidos, con una dieta apropiada. Es de hacer notar que La Comisión Estatal de Derechos Humanos se conforma con la compra de tortas cuando se percató de esta anomalía, lo que nos extraña  por la insuficiencia de la medida.
En caso de detención de menores, no se tienen instalaciones adecuada ni protocolos de comportamiento o apoyo de personal especializado, contándose con un cuarto sin ventilación, sin sanitario ni aire acondicionado, o con las condiciones mínimas de permanencia en un entorno que no viole los Derechos de los Niños, por lo que también extraña la falta de observaciones de la antes mencionada Comisión Estatal de Derechos Humanos.
Para la identificación de los detenidos no se cuenta con un sistema de huellas digitales, sólo un sistema de registro de nombres con conexión nacional, pero que por sí mismo, no cumple con los protocolos de una instalación policiaca moderna que pueda identificar con certidumbre a los mismos.
No tiene laboratorio para las pruebas requeridas en una detención, ni un espacio apropiado que resguarde los reactivos aplicados para la detección de drogas y alcohol, por lo que sus resultados iniciales no deberían tener validez jurídica para las detenciones, ya que existen protocolos para los mismos tanto en el orden nacional como en el internacional que deberían establecerse.
Existe un sistema de vigilancia por cámaras para la ciudad, mínimo que no alcanza a cubrir más allá de un mercado y una que otra calle, con equipos obsoletos en algunos casos y nuevos en otros, por lo que se requiere urgentemente una inversión y mejora en este rubro, dado que ha sido vital en otras regiones para la prevención del delito y una mejor vigilancia de la ciudad, es más, creo que es urgente crear un centro de control de vigilancia con cámaras que abarque toda el área bajo jurisdicción de la Policía Municipal, siendo ésta una inversión prioritaria para la protección de la ciudadanía.
Los espacios de trabajo son totalmente insuficientes, pequeños inadecuados y se observa un hacinamiento del personal, por ejemplo, el personal de policía no dispone de casilleros individuales, lo que provoca que sus pertenencias estén apiladas al aire libre ya que no hay un espacio de baños regaderas o sanitarios apropiado para el uso de los mismos, con baños insuficientes que despiden un olor fétido por el uso intensivo que se hace de ellos en relación a su tamaño.
Estas son sólo algunas de las observaciones que se pueden hacer. En general se requiere de todo un proceso de reingeniería e inversión a corto plazo mediante protocolos definidos por especialistas, para darle a esta institución y a la ciudadanía de un espacio digno que apoye en las labores de seguridad, atención prevención y persecución del delito, lo que a todas luces con las deficiencias actuales no sucede. En caso de que por diversos motivos esto no se pueda realizar, por problemas económicos o de estrategia y logística, se recomienda la desaparición de la corporación por lo delicado que sería que continuara operando en las  condiciones de funcionamiento actuales y los daños a que está expuesta la ciudadanía por delitos menores como problemas de tránsito, los daños a menores y la deficiente atención a las mujeres. El temor que pueda sentir la ciudadanía ante su ingreso a estas instalaciones está totalmente  justificado y debe ser atendido de inmediato por el ayuntamiento y sus nuevas autoridades.

Mérida Yucatán a 30 de  agosto de 2012