El poder y el capital contra la democracia
Autor: Armando Peraza Guzmán
El poder que es adictivo por un
lado y los intereses de las grandes corporaciones por el otro, están subvirtiendo
a la democracia en todo el mundo y los EEUU y México no son la excepción. Estamos
viendo un nuevo mundo donde los reclamos de las poblaciones son cada vez más
fuertes y ponemos como ejemplo los embates contra el outsourcing en México o el
Black Lives Matter en EEUU.
Todo lo anterior provoca una
respuesta tanto de los intereses de los grandes corporativos, como de los
hombres del poder que en la extrema derecha –Ejemplo: Claudio X en México o Donald
Trump en EEUU— quienes encaran irracionalmente estas respuestas a sus esquemas
depredadores, sin tomar en cuenta los costos políticos que esto le representa, pues
va en contra de la lógica centrada en el consenso y el diálogo que junto a lo
razonable han postulado grandes filósofos políticos como Hanna Arendt o Isaiah Berlin
y son parte sustantiva en la configuración de los nuevos modos de la democracia
posmoderna que no están basados en la razón ni la ciencia, sino en la justicia
y la libertad centrada en lo razonable de la convivencia humana.
Los grupos de la extrema derecha
representantes del gran capital, se están fortaleciendo gracias a los grandes recursos que se les están
canalizando para apoyarlos en contra de este tipo de políticas populares que
buscan revertir, cada vez con más fuerza, los estragos que el neoliberalismo
causaron en el mundo y sobre todo, en el poder adquisitivo de las mayorías, las
cuales fueron empobrecidas brutalmente, para, con estos excedentes, fortalecer
al capital en detrimento del trabajo, creando distorsiones brutales que están
destruyendo el sistema capitalista y por ende al sistema democrático que es
consubstancial al capitalismo.
No debemos olvidar que el
capitalismo y la democracia crecieron juntos y se han fortalecido mutuamente,
tal y como postula Weber al hablar del tipo ideal “legal” donde florecen juntos
la democracia y el capitalismo. Posiblemente el “New Deal” de Roosevelt es el
ejemplo del mayor empuje que sufrió el capitalismo en su desarrollo y creo la
gran riqueza americana (de EEUU), que es un ejemplo de democracia en el mundo
al fortalecer a las clases medias y crear un sistema capitalista basado en el
consumo popular y la democracia representativa.
Este sistema no es perfecto y se
ha topado con fuertes límites que pueden ser vistos como contradicciones, ya
que se está topando con los abusos al medio ambiente y con el deterioro de la
ecología o con derechos de las minorías que buscan acceder a este modelo,
acceso que por su masificación está provocando el deterioro del mundo en que
vivimos y que por ende, debe replantear democráticamente el nuevo rumbo del
desarrollo, para que este logre abarcar a la humanidad y no sólo a un país o países,
en deterioro de las grandes masas pertenecientes sobre todo a los países
subdesarrollados.
Sin embargo, este hecho no puede
ser pretexto para acabar con el sistema democrático que tiende a fortalecerse
al darle cabida a los derechos de las minorías o a los derechos a tener un
mejor medio ambiente, lo cual obviamente está en contradicción con las
ganancias del gran capital que posee en este momento el poder en casi todo el
mundo gracias a los recursos que canaliza para mantenerse en él, sin tomar en
cuenta las grandes contradicciones que puede generar este proceso y que estamos
viendo día a día en el mundo, sin que en México seamos ajenos a él.
Los excesos a que nos puede
llevar el deseo del gran capital para mantener el statu quo, están a la vista, el intento brutal de Donald Trump para
mantenerse en el poder a costa de la democracia americana o los intentos
desestabilizadores de la derecha en México ante un gobierno popular que llegó al
poder con un masivo apoyo popular, son un claro ejemplo de ello.
Ambos grupos –los republicanos en
los EEUU y la mancuerna empresarios y partidos en México --(PAN, PRI y PRD) -- no
entienden que sus excesos están destruyendo a la democracia y pareciera que les
importa más mantener los brutales márgenes de ganancia del gran capital y sus
intereses políticos y económicos particulares, sin entender el daño que le
puedan causar a estos países. Están soltando al tigre sin entender que todos
vamos a ser perjudicados con la desaparición de la democracia, pues no sólo
muere ella, también muere el sistema capitalista en que vivimos y mueren las
libertades que no son tan caras en nuestra vida cotidiana.